Ya fue: me cebé y le escribí un mail a Lena Dunham.
Me siento como Herzog en la novela de Saul Bellow, con la diferencia de que él le escribía a los muertos. Aunque si lo pienso mejor, no sería tan distinto en lo que respecta a las posibilidades de respuesta.
Lena Dunham creó la serie Girls a pedido de la cadena de culto HBO, donde se estrenó su primera temporada en abril del año pasado. El escenario es la ciudad de Nueva York y todo gira alrededor de la vida de la protagonista Hannah, interpretada por la propia Dunham, y tres amigas de carácter disímil: Jessa (Jemima Kirke), Marnie (Allison Williams) y Shoshanna (Zosia Mamet). Si les vino a la mente Sex and the city, no son pocas las razones; y por si eso fuera poco, una de las chicas tiene el póster de la película en su cuarto.
Conocí Girls por la última revista crisis (una vez más ayudando al intelectual bienpensante contemporáneo), una nota de Florencia Angilletta sobre las nuevas series de mujeres… pos-SATC. Tiene ese tono copado de crisis, tipo «estoy-de-vuelta-de-todo» y «torrent-on-fire». Nunca vi la noventera de Sarah Jessica Parker pero me tentó la cosa joven, sobre-calificada y sin trabajo pero alto estándar de vida que prometía.
La verdad que está buena la serie. Está buena porque es extrema, con chistes sobre racismo, SIDA, sexo explícito e incómodo. Y ella: anti-héroe total, atrevida, anda todo el tiempo en bolas a pesar de no ser ninguna diosa escultural y estar más cerca de la conocida «gordita». Pero es sexy la turra.
La segunda temporada terminó hace un par de semanas. Como todo en EEUU, es a lo grande. O sea, hacen un revuelo por semejante serie cuando en verdad son dos temporadas de diez capítulos de media hora cada uno. Tiene un tono atractivo a nivel visual, suave, lejos de esos colores chillones y frenéticos de muchas series yanquis. Y se da el lujo de meter en pleno frenesí dramático, por ejemplo, un capítulo en el que Hannah se va a pasar unos días a la casa de un médico galán y yuppie que la conquistó en el trabajo -interpretado por Patrick Wilson.
Si las series son, como dice crisis, la sign o’ the times del fin del aburrimiento, Girls es una buena apuesta. A ver si me responde Lena y le hacemos una nota. Stay tuned.