Marcelo Bordese. Libertad el cruce de los Andes. 2010. Acrílico sobre tela. 120 x 100 cm.
Canción: Bancate ese defecto
Artista: Charly García
Álbum: Clics modernos (1983)
Charly García estaba en el estudio Electric Lady de Nueva York a punto de entrar a grabar lo que sería su segundo disco solista de los 80. No tenía ingeniero de grabación, nadie lo reconocía por la calle. Entró y le preguntó al técnico a quién podía tomar. El tipo le dijo «y mirá, tenés el de los Clash… después el…» y estaba el pibe Joe Blaney, de unos 25 años, super copado, que también mezclaría Parte de la religión (1987).
Mi amigo disquero Ariel me dijo una vez: » ‘no es culpa tuya si la nariz no hace juego en tu cara’… ¡buenísimo, boludo!» Es una de las tantes frases bomba con que se despachó Charly tras la apertura democrática (que en rigor para el rock nacional parecería haber empezado tras la guerra de Malvinas y su concomitante censura de música en inglés).
Creo que este tema se ubica en una larga línea de análisis de las clases medias vernáculas, porteñas y un poco más, que García fue abonando lenta pero progresivamente desde los inicios de su carrera. Son frases, párrafos, a veces versos. Por ejemplo:
«Los ghurkas siguen avanzando
los viejos siguen en T.V.
los jefes de los chicos
toman whisky con los ricos
mientras los obreros hacen masa
en la Plaza como aquella vez,
como aquella vez…» («No bombardeen Buenos Aires», 1982)
No hay manual de historia argentina más elocuente. Un análisis del sistema político argentino posperonista en seis versos. «Bancate ese defecto», como otras piezas de este disco (notablemente «Dos cero uno (Transas)»), es pródiga en dardos y chicanas en una época de transición, como diría Germani, hacia la democracia. Acá lo que nos dice García es, se viene la democracia, pero si los que la están pidiendo son estos, si los que van a ir a la plaza a cantar son estos, estamos como cuando vinimos de Europa.
El inconformismo en su máxima expresión. Por eso el rock sobrevivió a la dictadura, porque no tenía una apuesta política. Los socialistas revolucionarios pre-1975 no escuchaban rock, lo tildaban de burgués y pro-sistema. Y el rock se decía «antisistema» pero no proponía nada, más que tocar la guitarra y sonreír (recordar, «quién me dará un crédito, mi señor,/ solo sé sonreír»). Acá tenemos a un músico que la vivió, que se pasó toda la dictadura haciendo música y girando con solo algunos inconvenientes menores y más bien pintorescos con la autoridad militar, que formó una banda llamada por la prensa «los Beatles argentinos», la disolvió y se cortó solo.
«Un mensaje hecho durante la Argentina militar, pero que también se puede aplicar a esta Argentina de ahora. Y el mensaje es: si tenés la nariz grande, hacé algo con ella, y no te encojas». Así presentó el tema en un recital de Obras de 1983. La moraleja de «Bancate ese defecto» no es pesimista sino más bien despreocupada y cínica. Argentina puede «arreglarse las gomas», pero va a seguir siendo rara… rara…