Finalizamos esta lista con el segundo disco de uno de los grupos más destacadas de la escena actual. Si con Doris habíamos descubierto una banda difícil de clasificar, el hecho de que Me darás mil hijos comparta esto nos permite aventurar una conclusión: las bandas de la presente década se parecen en que cada una buscó su camino. Justamente así se titula su primer disco, Un camino, algún lugar (2004).
El clima de Aire se vislumbra desde su tapa: libertad, frescura, inocencia, juego. El diálogo de guitarra y voz de «Canción rota» representa muy bien una de sus cualidades: cada músico tiene una línea, con la cual se encaja en el sonido de los demás. Siendo un grupo numeroso (12 músicos), la construcción de las canciones es casi jazzística.
Aun así, se destaca la simplicidad que logran en sus temas, como las preciosas «Collar de flores» y «Una nena», que nunca suenan recargados. Una pieza clave para esto es la lírica voz de Mariano Fernández, que se mueve entre el registro meloso de la balada «Yo me quedo» y el exaltado de «Lima limeña».
El cóctel de ritmos de Aire es sabroso y dulce como un buen trago. Frecuentemente etiquetados con el tétrico world music, prueban una versatilidad inusual en el rock argentino. Algunas canciones remiten a la música balcánica (los vientos de «Horizonte»), otras a la música popular latinoamericana («Canción rota», «Lima limeña»), pero la mayoría se presentan rebeldes a estas clasificaciones.
Ahí está la maravillosa cumbia «Paso bien cortito» (con el eminente desempeño en acordeón de Leonora Arbiser). Algunos temas tienen un dejo a los Fabulosos cadillacs – con la cual compartían al fallecido percusionista Toto Rotblat. Otras son más clásicas canciones pop, como «Náufrago» o «Aire», construida con un crescendo de instrumentación muy bien logrado. La precisa guitarra de Gustavo Semmartin aporta siempre un clima de brío y fuerza a la música, o, en otras ocasiones («La mulita», «El hombre»), una atmósfera de extrañeza y singularidad.
Pero el mayor fuerte de Me darás mil hijos, en nuestra opinión, está en las baladas románticas. Si bien todas las canciones de Aire hacen alguna alusión al amor, se destacan «Yo me quedo» y «Perro viejo», un desgarrador relato con aroma portuario y el tierno violín de Christine Brebes. Completan la lista «Sol de invierno» y «Siesta», la más despojada del disco («que estoy sediento/ y es por vos/ que canto»)
Párrafo aparte merecen las letras, en su mayoría del cantante. Mínimas, íntimas y sentidas, los tópicos son la soledad, el amor, el tiempo y los paisajes. «El calor endulza esta soledad,/ calma mi respiración», dice en «Perro viejo». Aire está lleno de sabores, colores y texturas: «Una vez, un jardín,/ el rocío brotaba en tus ojos./ Noche al fin, un jazmín/ y ese olor que hay antes de la lluvia».
Me darás mil hijos llegó a esta lista tras arduas polémicas, pero con un argumento muy sencillo: han producido un excelente disco que es, además, un perfecto ejemplo de la música de nuestros días, en la cual quedaron lejos las pretensiones de re-fundar el rock con cada disco. Ya sé, es solo rock n’ roll – pero me gusta.