Tapa del simple «Jolene», de los White stripes, registro en vivo del DVD Under blackpool lights.
Una vez tuve el concierto ripiado. Under blackpool lights.avi se llamaba. Allá quedó. En esa época no existía el VLC, que tantas satisfacciones nos ha traído. Estoy hablando de 2006, más o menos. Como los videos siguen pesando lo mismo, esos 700 MB me costaron varios días con el programita de download, si mal no recuerdo el Kazaa. Pero el Winamp no me lo mostraba. Estaba entero, 77:01 minutos, pero solo se escuchaba el audio. La pantallita era negra. Entonces lo convertí muy cabezamente a audio: me quedó un Under blackpool lights.mp3 mucho más liviano, para escuchar en mi reproductor portátil de 128 MB. Era lo único que entraba. Me lo cargaba y lo escuchaba entero.
Pero ya lo había visto. Fue en el BAFICI de 2005, en abril. Me acuerdo de la sala incluso, en el Abasto. La 10, arriba. Estaba lleno. Todavía el BAFICI no era el cenáculo de discusiones inconducentes en que se convertiría luego según Mariano Llinás en la revista crisis. Fue como una misa. Nunca me gustaron los Redondos, pero imagino que así se sentían los fanáticos cuando salían de sus recitales. Raro, ¿no? Ver un recital en el cine.
Salí de la sala y al día siguiente me compré White blood cells. Por ese entonces solo tenía Elephant, por entonces su último disco. Y a los pocos días me enteré de que tocarían en Buenos Aires a fines de mayo. Compré la entrada al otro día. Cincuenta pesos, campo en el Luna park. Claramente fue uno de los mejores recitales que vi, aunque casi me ahogo por el pogo y el calor.
Volviendo a Under blackpool lights. Me lo bajé de nuevo hace dos días gracias al bendito Torrent. Pasaron, saquen la cuenta, casi ocho años desde que lo vi por primera y única vez. Lo primero que me pegó fue que me sabía de memoria casi todas las canciones; pero no las originales: las versiones de ese mismo recital. ¡Si lo había escuchado mil veces! Y verlo ahí a Jack White metiendo los yeites, los solos, las frases graciosas, me dio la impresión de un playback eterno, de que estaba representando un papel escrito para él en un pasado remoto.
Debe ser difícil para un músico editar un disco en vivo. La alternativa es la gran Pearl jam (BTW, ya tengo la entrada): editar todos los recitales que hacen. De ese modo evitan la selección y la canonización de uno, de todos. Pero no sé… Nirvana. ¿Qué sabemos si el Unplugged en Nueva York es su mejor recital? O Bowie, ¿David Live, Stage, cuál garpa?
Para mí, dos de los mejores álbumes en vivo de la historia son Hola/Chau de los Fabulosos cadillacs y Under blackpool lights de los White stripes. Es ver la creación de unos artistas en tiempo real. Jack White tirando solos de tres segundos, cruzando miradas con su hermana (guiño guiño) que solo ellos saben qué significan. Por esos 77 minutos, te sentís parte.